Quiero bautizar a mi hijo ¿qué tengo que hacer?
Para anotar los bautizos hay que acudir al Despacho Parroquial, el horario puedes consultarlo AQUÍ:
¿Todos podemos bautizar a nuestro hijo?
El Código de Derecho Canónico no exige ningún requisito referente a la situación de los padres, de manera que estén en la situación que estén, pueden bautizar a su hijo, siempre que haya un consentimiento de los dos.
¿Todos pueden ser padrinos?
El canon 873 del Código de Derecho Canónico exige que haya un padrino, o una madrina, o un padrino y una madrina: "Téngase un solo padrino o una sola madrina, o uno y una". El canon 874 del derecho canónico establece los requisitos para ser admitido como padrino, citados anteriormente.
¿Cuánto me va a costar el bautizo?
Los sacramentos no pueden pagarse como quien alquila un local, o contrata un acto, la aportación es el donativo de la familia (cada una según sus posibilidades) para el mantenimiento de la iglesia, de sus sacerdotes (a los que paga la parroquia), y de las actividades evangelizadoras y caritativas que allí se realizan. En nuestra parroquia pedimos el arancel estipulado por la Diócesis.
Pero, ¿tan importante es el bautizo?
El Bautismo es el sacramento en el cual se funda nuestra fe misma, que nos injerta como miembros vivos en Cristo y en su Iglesia. Junto a la Eucaristía y la Confirmación forma la así llamada «Iniciación cristiana», la cual constituye como un único y gran acontecimiento sacramental que nos configura al Señor y hace de nosotros un signo vivo de su presencia y de su amor.
Puede surgir en nosotros una pregunta: ¿es verdaderamente necesario el Bautismo para vivir como cristianos y seguir a Jesús? ¿No es en el fondo un simple rito, un acto formal de la Iglesia para dar el nombre al niño o a la niña? Es una pregunta que puede surgir. No, no es una formalidad. Es un acto que toca en profundidad nuestra existencia. Nosotros, con el Bautismo, somos inmersos en esa fuente inagotable de vida que es la muerte de Jesús, el más grande acto de amor de toda la historia; y gracias a este amor podemos vivir una vida nueva, no ya en poder del mal, del pecado y de la muerte, sino en la comunión con Dios y con los hermanos. (Papa Francisco)
También sobre los niños el cielo está abierto y Dios dice: estos son mis hijos, hijos de mi complacencia. Introducidos en esta relación y liberados del pecado original, ellos se convierten en miembros vivos de la Iglesia y se hacen capaces de vivir en plenitud su vocación a la santidad, a fin de poder heredar la vida eterna que nos ha obtenido la resurrección de Jesús. (Benedicto XVI).